¿De qué crisis estamos hablando? ¿Cómo impacta en Argentina?
La crisis del capitalismo a escala mundial tiene su origen aparente en una “burbuja especulativa” que se desarrolló en los mercados financieros en los países centrales. Esto significa que los precios de las denominadas commodities -insumos básicos de la economía, que incluyen desde la soja y el trigo hasta el petróleo y el acero- subieron mucho, mucho más de lo que debían en relación con sus verdaderos costos de producción. Este proceso fue acelerado por el sistema financiero que a través del crédito, facilitó la especulación.
Después de varios años donde los empresarios vieron crecer desmedidamente sus ganancias, en Argentina y en el mundo, ahora buscan “ajustar” sus costos. Para ello, apuntan a reducir el “costo laboral”, buscando bajar salarios y reducir los planteles de trabajadores. La crisis no es un fenómeno natural sino una estrategia del capital para forzar a los trabajadores y trabajadoras a trabajar más por menos salarios, para trasladarnos sus problemas.
¿Por qué la economía argentina que parecía andar “tan bien” hasta 2007 está siendo golpeada por la crisis?
Principalmente, porque luego de los años noventa nuestro país se trasnacionalizó de tal manera que hoy la mayoría de las empresas más grandes son extranjeras, un cuarto de lo que se produce se exporta y las importaciones representan casi el 20% de la producción.
Por eso, la caída de los precios internacionales afecta fuertemente a la producción argentina. El descenso de las compras de las principales empresas a nivel mundial, redujeron fuertemente las exportaciones de manufacturas industriales y agropecuarias. Esto resulta en una gran caída de la producción en ramas estratégicas -como la producción de acero, cemento,textiles, petróleo- con efectos de derrame hacia el conjunto de las otras ramas.
Nuestro país exporta fundamentalmente derivados a la soja y los cereales, petróleo y diversos tipos de minerales -es decir, nuestras riquezas naturales-. Si bien la suba de precios a niveles de especulación “nos favoreció” hasta 2008, la brutal caída de los últimos meses está produciendo fuertes pérdidas.
En 2007 las ganancias por el aumento en los precios de las exportaciones de los últimos años superaron los 11mil millones de dólares, la mayoría de los cuales fueron a parar a unas pocas manos. Ahora, las pérdidas serán muy importantes y en lugar de hacerle frente con esas superganancias, los empresarios -con las políticas de Estado como principal sostén- intentarán que los costos los paguemos los trabajadores y las trabajadoras. De nuevo, el viejo cuento de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.
¿Qué están intentado hacer los empresarios en este momento?
La receta básica es suspender y despedir. En la medida que puedan, cortar contratos con trabajadores/as tercerizados/as o precarizados/as. Además, también mantener o pedir nuevos subsidios con los que el Estado asiste a los “empresarios exitosos” con la plata de impuestos que todos pagamos.
En nuestra región, los despidos ya superan los 1000 (entre otras empresas, en YPF-REPSOL, Aluar, Siderar en Ensenada, Empai del Parque Industrial de Abasto, Toledo Curtiembre en Brandsen, entre otras) y se multiplican las suspensiones (por ejemplo, Mafissa en Olmos- donde todos los trabajadores han sido suspendidos).
¿Y el Estado?
El Estado según el propio gobierno- debería ser el garante del bienestar de toda la población. Sin embargo, salta a la vista que como política central, es el garante de los principales grupos económicos que con él hacen negocios: las cementeras y constructoras, las petroquímicas y mineras, las cerealeras y aceiteras, los pools de siembra y exportadores de granos, los hipermercados y las distribuidoras de energía, las famacéuticas y empresas de transporte, las empresas de comunicaciones ymultimedios, las siderúrgicas y automotrices, entre otras.
Las políticas del gobierno promueven la concentración del ingreso; entre otras cosas, con redistribución de la riquezay los ingresos pero al revés: subsidios a los ricos e impuestos bancados mayoritariamente por los pobres (como es el caso del IVA e ingresos brutos, impuestos regresivos por excelencia y principales fuente de ingresos fiscales nacionales y provinciales). También, con tarifazos en los servicios públicos y en el transporte que impactan más en el conjunto del pueblo, que ve como todo sube pero sus salarios no lo hacen en la misma proporción.
¿No hay nada que se pueda hacer?
Si la cosa sigue por el rumbo que ya está tomando, la situación promete estar bastante difícil para todos y todas. Si nos quedamos sentados y divididos, sin hacer nada, lo más probable es que una vez más, los platos rotos los paguemos los sectores populares: principalmente, los desempleados -viejos y nuevos- y los trabajadores/as bajo salario. Pero también, los pequeños comercios y otros sectores que viven del consumo de las clases populares.
Por eso, es importante unirnos desde abajo y ver qué medida colectiva podemos crear o a qué acción sumarnos. Aunque nunca salgan en los grandes medios (que también son grandes empresas y atienden su juego), distintos sectores están haciendo marchas y campañas contra el tarifazo, por aumento de salarios y contra la precarización laboral, que facilita los despidos.
Es importante organizarnos, comunicarnos y difundir lo que hacemos, encontrarnos con otros compañeros y compañeras para unir nuestra fuerza y empezar a construir soluciones para el pueblo.
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