22 de noviembre de 2011

“Así se hace una radio”


Las seis palabras a que hace referencia el título se escucharon a bajo volumen luego de levantar la antena en barrio Malvinas, más conocido como Barrio Toba, de la boca de José, vecino, alumno del Bachillerato Popular Bartolina Sisa, participante del grupo de jóvenes del FPDS, e integrante de un proyecto que comenzó en febrero con su viaje a Córdoba en el marco del encuentro Nacional de Medios Alternativos y que consistía en el armado de un transmisor de radio acompañado de un dipolo para cada organización presente.
La mañana del pasado sábado 19 amaneció con trabajo para los jóvenes del Taller de Herrería del Centro Social y Cultural del Olga Vázquez que se hicieron presentes en la panadería del MTD, un productivo lindero al comedor de la calle 36 bis y 151 y espacio transitorio para el funcionamiento de una radio comunitaria cuyo horizonte social, político y educativo es trazado por las líneas singulares que atraviesan la realidad del barrio, los márgenes de contención de la organización de la cual forma parte, y el estrecho margen de maniobra con que se debe transitar al interior del mapa desplegado por la actual “ley de medios”.

Recuperar la palabra sin ocupar el espacio es una pérdida de tiempo. En consecuencia, pensar que un medio comunitario puede ser reconocido como tal sin librar una disputa política para no ser silenciada por las radios comerciales que ocupan el espacio, es transitar el mismo camino que proyectarse en el tiempo con independencia de los recursos que debe suministrar el Estado.
El destino interminable de un proyecto pequeño y semejante es que la radio se posicione como una herramienta del barrio para hacer oír su propia voz, contar y narrarse a sí mismo, organizarse, y poder saltar del entusiasmo y el esfuerzo a posibilidades concretas de trabajo. En este escenario, el mismo Frente Popular Darío Santillán necesita reconsiderar la importancia del nacimiento de las radios para crecer territorialmente como organización.
Lo fascinante que resulta de armado de un medio es el respeto por la raíz del proceso y la intimidad en el compromiso; no existen las recetas y lo que en un principio funcionó como insumo pedagógico al interior del aula del Bachillerato para trabajar estética y lenguaje radiofónico en relación al discurso hegemónico, se alternó con intervenciones de radio abierta en mercados 0 % IVA; mas tarde se produjo el desplazamiento hacia jornadas para reclamar tierras en otros barrios y encuentros culturales, viajes al interior de la organización para tender lazos con el resto de las radios regionales, acondicionamiento y armado de la panadería, talleres en el comedor Toba con no mas de cuatros, seis y en ocasiones dos integrantes, planificación de estrategias de comunicación para difusión y apropiación de la radio en el barrio, entre otros emergentes, fueron piezas del mismo armado del rompecabezas. Hasta hoy, el Bachillerato funciona como brazo de ayuda.
Levantar la antena de la radio cerca de las seis fue como remontar el mejor de los sueños y permanecer despiertos, y la paz que arrojó el trabajo colectivo finalizada la tarde, no es más que el principio.

“¿Esta ley es progresiva? Sí, lo es. Sirve para algunas cosas? Sí, sirve por ejemplo para hacer nuevos medios de comunicación propios. Sirve para que los barrios hagan medios, sirve para que las facultades, los colegios, los sindicatos hagan medios, las organizaciones sociales, etc”. “Hay que aprovechar y ponerse a laburar con esto”.
“Pasó un año ya, y la verdad es que los medios que aparecieron son muy pocos. Ocurre que sacaron la ley, pero no un plan de subsidios... esta política no se dio, tal vez haya que reclamarla”.

Herramientas, entrevista realizada a Pablo Llonto, en Reinvindico un periodismo comprometido, que se asume en su rol y lo cuenta, Herramientas, nº 47, pág. 16 y 17.

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