Ya desde la década del ´90, los/as docentes venimos luchando por un salario que nos permita vivir dignamente, inclusive que nos permita acceder a los bienes culturales, fundamentales para nuestra formación como educadores. Lejos de eso, el gobierno ni siquiera nos garantiza las herramientas mínimas para que nuestra tarea docente se pueda llevar adelante (tizas, productos de limpieza, temarios, etc). Es por eso que las cooperadoras, muchas veces sostenidas por los propios docentes, terminan cumpliendo lo que debería garantizarnos el estado. ¿O acaso Gvirtz lleva a su despacho el bidón de lavandina? Es muy loco pensar que Scioli paga de su bolsillo las resmas de papel que usa su gabinete…
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