6 de junio de 2010

2° Foro Nacional para el Cambio Social


Los días 4, 5 y 6 de junio, el la Universidad Nacional
de Córdoba, se llevó a cabo el 2° FORO NACIONAL PARA EL CAMBIO SOCIAL, un encuentro organizado
por estudiantes de todo el país, nucleado en el Encuentro Nacional de Estudiante de Organizaciones de Base
Cobertura. Sábado 05/06.
La propuesta es cuestionar y debatir que educación recibimos, cual es la que queremos y para qué. Los ejes temáticos de los paneles y talleres giran en torno a la educación popular como forma de construcción de nuevos y distintos conocimientos y prácticas, la comunicación alternativa, la mercantilización de la educación, el patriarcado en las aulas.
Según los organizadores los inscriptos rondan los tres mil, número que supera la convocatoria de 2009 en un 30 por ciento. Es de destacar que el Foro es autogestionado, que la inscripción es totalmente gratuita y que se sustenta con actividades y con pequeñas colaboraciones. En el panel inaugural se contó con la presencia de personalidades de distintas áreas de las ciencias sociales como Héctor Smuchler, Hernán Ouviña y Ezequiel Adamovsky.Bajo el título “Bicentenario. Argentina en nuestra América. Reconstruyendo 200 años de lucha popular” se hizo un análisis crítico del bicentenario de la independencia.El “Toto” Smuchler abrió el juego desde una perspectiva más abstracta, filosófica y metodológica. “No tengo respuestas ni precisiones sobre la situación que hoy atravesamos. Quizá ustedes esperan respuestas de parte de quienes hemos vivido ya algunos años” dijo el más adulto de la mesa, y agregó: “creo que el sendero de las preguntas es el camino más útil”.Es ese sentido dejó plateados algunos interrogantes elementales, pero no por eso menos importantes como: ¿Qué entendemos por cambio social?, ¿qué es la sociedad?, y más aún, ¿existe la sociedad por fuera de nosotros?.Finalmente advirtió sobre los peligros del lenguaje, de la abstracción del mismo. Sobre todo se refirió a la categoría “pueblo”. “…hablar en nombre del pueblo o utilizar la palabra para respaldar la veracidad de nuestros discursos es un riesgo sobre todo cuando es un argumento que frecuentemente es levantado desde posiciones antagónicas”. Hernán Ouviña, por su parte, retomó la teoría del marxista italiano Antonio Gramsci aplicándola al análisis del bicentenario. Mencionó la importancia de recuperar las historias subalternas porque “…la creación de la nación, la homogeneización de una cultura, significó el fin de las diversas culturas preexistentes, de diversas prácticas no capitalistas, de voces diversas.”También planteó la necesidad de desafiar la univocidad del discurso estatista del bicentenario porque “esta historia desde arriba hace oídos sordos a infinidad de voces y de resistencias; acalla a la infrapolítica de los dominados.” Ouviña fue crítico también de algunas izquierdas al considerar que “esta narrativa cronológica, lineal, de progreso, de unicidad y de grandes personajes homogéneos no sólo es tributaria de la historiografía burguesa sino también de la historia de izquierda”. Citó una frase de Gramsci en la que expresa que “sólo la burguesía tiene el privilegio de ser ignorante” para ilustrar la simplificación que se hace de las complejidades de la realidad.Su conclusión fue taxativa: “para los grupos subalternos la revolución independentista no fue más que el cambio de unas formas de dominación y colonialidad por otras”. Cerró el panel Ezequiel Adamovsky quien continuó en la línea de Ouviña al analizar los discursos relacionados al bicentenario que circularon por los medios masivos. Desde su posición los medios visibilizaron e incorporaron muchas narrativas subalternas al discurso histórico hegemónico, pero lo hicieron de tal forma que eliminaron lo que esos discursos tenían de conflictivos. “Lo subalterno fue incorporado como parte de conflictos pasados ya resueltos”, “… la actualidad, el bicentenario, es como el final feliz de la película”.El panelista, conectando el tema del panel con la problemática general del foro, la educación, propuso “repensar el concepto de clase social no sólo desde una perspectiva económica, porque la lucha se trata de una lucha por la apropiación de las mercancías, pero también de los saberes, de los sentidos y hasta de los cuerpos.”
- Por prensa contrapunto-

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