2 de abril de 2011

Barrio Obrero se vistió de fiesta

El sábado 26 de marzo, como hace años no sucedía, volvieron los corsos a Barrio Obrero. Los y las vecinas junto con los pibes y pibas del barrio se organizaron para inundar de alegría las calles de la zona.

La 30 atardeció bañada de gente. Espuma, olor a choripán, vestidos con lentejuelas y un escenario montado en medio de la calle daban de que algo atípico estaba pasando... ¿Qué pasó? ¡¡¡Llegó el corso!!!
Los pibes de B.O. Batuque y los niños y niñas del taller infantil del Frente Popular Darío Santillán, junto con sus padres, madres, hermanos, amigas, vecinos, llevaron a las calles este corso que nació como una idea loca semanas antes: “…Surgió la idea de hacer este pequeño corso, porque cuando hicieron el del Club Honor y Patria los chiquitos no pudieron ir para allá, entonces hablamos con las mamás de los chicos de la batukada y dijimos ¿por qué no hacer un corso para los chicos del barrio?, y bueno, hicimos reuniones con el taller infantil, fuimos al Honor y Patria a preguntar cómo era, cómo se habían organizaron ellos... fuimos al Municipio a pedir cómo era lo de los permisos, con quién teníamos que hablar. Y bueno, sacamos todos los permisos ese mismo día... hicimos rifas, bingos, y las ganas y el amor de los padres de tener este corso...”, contaba Rosa, madre de uno de los chicos de B.O. Batuque.

Las vibraciones de esos tambores y redoblantes que sonaron en el Club Honor y Patria movilizaron a un grupo humano que en dos semanas de constante trabajo se pusieron al hombro el armado del corso: se pintaron los cordones de las veredas, se prestaron parrillas para los chori, se organizó el buffet, se consiguieron micros para ir a buscar a las comparsas, se hicieron souvenir para los invitados, se cocieron e imprimieron las remeras para la batukada. “Me parece bárbaro que se haga un corso acá, aporta a la unión vecinal y a la diversión de toda la familia", decía Maricel, vecina de Barrio Obrero.
El corso fue organizado en su totalidad por los y las vecinas del barrio. Contaban que muchas veces cuesta que los grandes se junten porque enseguida surgen las peleas y las diferencias, “pero aprendemos de los pibes, ellos discuten, se pelean, se amigan, pero siempre van para adelante, y eso fue el motor para juntarnos”, relataba una las madres organizadoras.

En muchos barrios de Berisso y más allá, pequeños foquitos de organización dan pelea a diario por generar espacios nuevos, diversos, alegres, entre los y las vecinas. Muestra de ello fueron todos los amigos que acompañaron este festejo: murga Silbando Bajito (Bsso), murga Los Garabatos de la Aceitera (Arana), murga Pa’que te quede (Bsso), Club Honor y Patria, Buscando Rumbos y la cuerda de candombe Tambores Tintos (Ensenada), comparsa Sueños de mi barrio (Tolosa), Bomba Batuke, Centro Cultural Mansión Obrera, Radio La Charlata y Taller de Serigrafía del Frente Popular Darío Santillán. Todas estas son iniciativas vecinales y autogestivas que en sus barrios están dando que hablar: "...que el corso vuelva al barrio, que la gente salga, que salga a la calle que no se esconda más, que la gente no se quede detrás de un televisor, detrás de una computadora, sino que salga a compartir con otros vecinos la alegría, que eso es lo que nos da el carnaval, como murguero, como persona y como vecino”, contaba Martín de Villa Argüello.
Los y las jóvenes son los principales motorizadores de estas actividades: “¡La verdad que se pasaron con este corso! Esto se tendría que hacer siempre, es diversión para toda la gente de acá, y te ayuda a salir de la rutina”, comentaba Oscar, vecino de Barrio Obrero. “Que los mismos chicos organicen el corso me parece una idea bárbara. Un montón de chicos, en un montón de barrios están armando sus batucadas y se encuentran con que no tienen lugar donde tocar, no hay espacio donde los pibes se muestren y hagan lo que les gusta”, agregaba José, integrante del Taller Infantil del FPDS.

“Organizar un corso entre vecinos y vecinas no es fácil, hay que aprender a trabajar en grupo, ponerse de acuerdo, no enojarse, tener un objetivo común y tirar todos para el mismo lado”, comentaba el Chino, también integrante del Taller Infantil.
Los y las que fuimos a vivir y disfrutar del corso, creemos ese fue un objetivo cumplido: lo palpamos en los vecinos barriendo la vereda finalizado el corso, en Luis que hizo del baño de su casa, un baño para todos, en las madres atendiendo el buffet, vendiendo la espuma, acompañando el desfile, en las radios de Berisso que difundieron y pusieron el corso en boca de los vecinos y las vecinas de la región, y en los comercios del barrio que colaboraron.
Entonces, ¿el corso llegó a Barrio Obrero?... ¡No!, el corso se construyó en Barrio Obrero, en días de trabajo en conjunto, discusiones, solidaridad, apostando todos y todas a objetivos comunes, que en la voz de una de las organizadoras se sintetizaba: “...la importancia del corso es la alegría y la felicidad de los chicos, porque todos tienen derecho a ser felices, y esa felicidad no te la puede sacar nadie, es un día de felicidad, ¿por qué no?".


Los y las vecinas de Barrio Obrero, B.O. Batuque, Taller Infantil del Frente Popular Darío Santillán agradecemos a todos/as por participar y sumarse a este corso: bandas de cumbia (La Pura, Alto Ritmo y Alma Cumbiera), murgas (Silbando Bajito, Pa´que te quede, Garabatos de la Aceitera, El sueño de mi barrio, Buscando rumbos y La Estrella de Progreso), batucadas (B.O. Batuke, Rey Batuke y La Bomba Batuke), cuerda de candombe Tambores Tintos de Ensenada, a negocios del barrio, a quienes le pusieron un poco de color al corso viniendo disfrazados y bailando, y a los vecinos y las vecinas que se hicieron presentes y le dijeron ¡¡¡SÍ a la alegría carnavalera!!! Agradecemos también a las periodistas Jacki, Chucki y Nerea de la Radio La Charlatana de la Nueva York y a Cristian de Mansión Obrera por los datos compartidos para la realización de esta nota.

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