Charla Debate
Actividad pre-congreso de la FAEA
Jueves 22 de septiembre - 18 hs.
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales
Participan:
Mariano Féliz
Manuel Bertoldi
Organizan:
CAMBIUM
FAEA - Federación Argentina de Estudiantes de Agronomía
El XXIII CNEA se llevará a cabo en La Plata desde el 29 de septiembre al 2 de octubre
La resolución 125 que derivo en el “conflicto del campo” marco un antes y un después en la visualización del Sector Agropecuario. El “campo argentino” se ponía en la agenda política del país, donde las discusiones o posturas que por ese momento escuchábamos eran “retenciones si o retenciones no”, sin discutir en profundidad las cuestiones estructurales del Modelo Agropecuario que tenemos hoy en nuestro país, sino mas bien basadas solo en intereses económicos que polarizaban una discusión entre las corporaciones del campo (SRA-CRA-CONINAGRO-FAA) y los intereses del Gobierno K.
Hoy vemos que este gobierno, como los anteriores, mantiene el mismo modelo agropecuario en el que se concentra la tierra y la producción. Se trata de un modelo basado en la extrema sojización, motorizada por grandes empresas que conforman una parte importante de lo que denominamos el 'sistema de agro negocios'. En este modelo un grupo de grandes empresas y sujetos controlan sectores clave del sistema agroexportador: compañías exportadoras, grandes sojeros, pooles de siembra y semilleros, entre otros.
Enmarcado en este modelo agropecuario en la última década se profundizo el avance de la frontera agrícola (de la mano del monocultivo de soja y la utilización de insumos a gran escala). En 2001 se sembraron en el Argentina 10 millones de hectáreas con soja. En 2003 había 12 millones. Luego de siete años de kirchnerismo ha llegado al récord de 19 millones de hectáreas con monocultivo de soja, el 56 por ciento de la tierra cultiva. Nunca antes la soja había crecido tanto.
Este Modelo Agropecuario genero y sigue generando la expulsión de pequeños y medianos productores, como así también el desalojo de campesinos y pueblos originarios de la mano del desmonte en regiones extra pampeanas ocupando tierras que luego son desertificadas por las prácticas agrícolas que se realizan.
Extranjerización de la tierra
En estos días la presidente Cristina Fernández de Kirchner envió al congreso el proyecto de ley para regular la venta de tierras a extranjeros. A nuestro entender es una medida que disfraza un avance en la tenencia de la tierra por que bajo ningún punto de vista cuestiona la distribución de la tierra. En una reciente publicación Darío Aranda cuestiona… "Los hermanos italianos Carlo y Luciano Benetton cuentan con un millón de hectáreas. ¿Será mejor que las adquiera el bonaerense Gustavo Grobocopatel? El estadounidense Douglas Tompkins posee 270 mil hectáreas. ¿Será preferible que queden en manos del salteño Alfredo Olmedo?"…Entonces cabe preguntarse si son este tipo de medidas las que dan solución a los problemas estructurales o son simples maquillajes superficiales en un modelo que continua con la concentración y expulsión de productores, donde el 2 % las explotaciones agropecuarias controlan la mitad de la tierra del país, mientras que el 57% de las chacras en su mayoría campesinos y pequeños productores cuentan solo con el 3% de las tierras.
Hoy nos toca entonces desde nuestro lugar de estudiantes poner en discusión la función social que debería tener la tierra. De otra manera su capacidad para generar alimentos y trabajo genuino queda supeditada a los intereses especulativos y rentistas de los conglomerados económicos (los llamados productores sin rostro) que toman forma de grupo de inversión agrícola. ¿Qué producimos? ¿Para quienes producimos? ¿Quiénes producen? Estas, entre otras preguntas, deben ser el motor de nuestros cuestionamientos como estudiantes de Agronomía y Forestal y futuros profesionales en el sector agropecuario.
EL 40% de la producción de soja está concentrada en apenas un 2.2% de los productores. Empresas transnacionales como Dreyfus, Cargill, Bunge y AGD, y grandes empresas nacionales como el grupo Los Grobo, El Tejar, entre otros…controlan toda la cadena de la agroindustria argentina. Un claro ejemplo es el conflicto de la comunidad toba QOM en Formosa, quienes reclaman por sus tierras donde vivieron sus ancestros y de las cuales fueron expulsados y asesinados sus dirigentes indígenas.
Asamblea Estudiantil de Agronomía - 27 de Marzo de 2008
Hoy nos toca hablar de la situación que atraviesa el país no solo por ser estudiantes de agronomía y forestal, sino también por ser hijos de pequeños y medianos productores, y sobre todo por ser parte de la sociedad. De ahí la necesidad de encontrarnos en un espacio de debate, opinión y reflexión.
El modelo productivo actual, lejos de ser nuevo, fue impuesto a partir de 1976, y sostenido por cada uno de los gobiernos electos desde entonces hasta hoy.
El aumento de las retenciones impuestas por el Gobierno K a días del comienzo de la cosecha gruesa (donde la soja tiene mayor participación), hace que sean poco creíbles los argumentos del poder ejecutivo acerca de la “necesidad de implementar este instrumento para frenar el proceso de sojizacion”. Además este instrumento sigue sin aportar a la “redistribución del ingreso” ni en el campo ni en la ciudad. Debido a que el campo argentino es altamente heterogéneo, aplicando una medida IGUAL a DISTINTOS tipos de productores implica, menores beneficios extraordinarios (ganancias) para los grandes productores y pooles de siembra, y pérdidas para los pequeños y medianos productores, poniendo en riesgo su subsistencia. Tampoco aporta a la “redistribución del ingreso” en la ciudad, debido a que la inflación castiga mas a los sectores con menores ingresos. De esta manera la historia se repite. Al igual que en los 90, vuelve a castigarse a los sectores más vulnerables del campo y la ciudad.
Entonces este “instrumento económico” no solo no cuestiona ni modifica el modelo productivo actual, sino que lo profundiza. Es necesario reflexionar acerca de las consecuencias de este modelo productivo y las políticas agropecuarias que lo sostienen. Nosotros tenemos la obligación como estudiantes de contribuir a eso.
La situación se agrava aun mas cuando el Kirchnerismo no deja en claro el destino de los fondos recaudado. Creemos que otra seria la situación si la recaudación hiciera reales los subsidios a la producción para los pequeños y medianos productores (y no para los grandes), mejorara la infraestructura del campo, garantizara la calidad de vida en el campo y la ciudad. Si realmente se mejorara el sistema de salud y educación.
Por lo tanto, si los productores agropecuarios son diferentes, los impuestos que se aplican también deben serlo. Es coherente entonces plantear la urgencia de retenciones diferenciales de modo que pesen menos sobre los que menos tienen. Los estudiantes de agronomía y forestal apoyamos la lucha de los pequeños y medianos productores.
Retenciones diferenciales y redistribución del ingreso YA!!! Es necesario reflexionar acerca de las consecuencias que trae y pensar a futuro. Nosotros tenemos la obligación como estudiantes de contribuir a eso.
Mayor regulación
Por Mariano Félix * y Matías García **
Vivimos en un país de 40 millones de habitantes que es capaz de producir alimentos para una población siete veces superior. Sin embargo, en Argentina hay no menos de 4 millones de hambrientos. Vivimos en una tierra en la que históricamente los inmigrantes venían a producir. Sin embargo, cada vez menos gente vive en el campo, cada vez más propietarios de la tierra se convierten en arrendadores-rentistas, siendo los campesinos y pequeños productores expulsados por las grandes empresas capitalistas. Habitamos un territorio donde el pueblo históricamente ha trabajado para alimentarse y, sin embargo, hoy pierde día a día el control de su producción a manos de las transnacionales de la alimentación y los agro-negocios. Multinacionales que hacen hasta dudar de la definición de productor, cuando éstas le venden las semillas y los insumos, le imponen el cultivo y la tecnología con qué producir y finalmente le compran la producción y la exportan del país, junto a sus extra ordinarias ganancias: ¿productores o empleados de las multis? En este país, 8 años de proyecto neo-desarrollista sólo han permitido acumular a la cúpula del sector vinculado con la producción agropecuaria no menos de 75 mil millones de dólares en rentas extraordinarias y al Estado nacional alrededor de 55 mil millones de pesos en retenciones a las exportaciones, cuyo uso y destino no se condicen con los actuales indicadores socioeconómicos del país. Habitamos un país con 33 millones de hectáreas de tierras fértiles para realizar cultivos extensivos, industriales, pasturas y frutihorticultura. Sin embargo, en menos de dos décadas la producción de soja transgénica ha desplazado violentamente la producción de alimentos. En la actualidad la soja ocupa el 50 por ciento de la superficie sembrada del país y es responsable de la mitad del volumen de granos cosechados. Así, cada hectárea adicional que se destina a la producción de soja se traduce en miles de nuevos pobres como consecuencia del aumento en el precio de los alimentos.
El Gobierno, si bien ha reconocido en términos discursivos los múltiples problemas que acarrea el monocultivo, en el campo de las políticas concretas poco y nada ha hecho. Por lo demás, continúa promoviendo los agronegocios e ignorando (y avalando en los hechos) la expulsión de los campesinos y productores más pobres y permitiendo que los pools de siembra, las transnacionales de la alimentación y las agroexportadoras sigan regulando la producción agropecuaria.
El Estado continúa sosteniendo una retórica y una práctica que no se condice con la necesidad de avanzar en una política de reforma agraria integral que conduzca a la soberanía alimentaria y la producción agropecuaria sostenible.
Primero, habría que eliminar la a intermediación de las grandes multinacional es en la comercialización internacional de la producción agropecuaria. Las retenciones a las exportaciones son necesarias pero insuficientes como mecanismo de regulación, como lo demuestra su incapacidad de frenar el proceso de sojización.
La constitución de un ente público que incorpore a los pequeños productores y campesinos, a los trabajadores y consumidores, permitiría articular una política de promoción del desarrollo rural integral que garantice a la vez la sustentabilidad de las comunidades rurales y la producción suficiente, agroecológicamente sustentable y variada de alimentos accesibles para el conjunto de la población. En Argentina el hambre no es resultado de una insuficiente capacidad productiva o disponibilidad de alimentos sino consecuencia de que su acceso es restringido.
Segundo, es necesario avanzar en un programa de reforma de la propiedad de la tierra que permita a los actuales pequeños productores permanecer en sus territorios, mejorando sus niveles de ingreso modificando la distribución del ingreso a lo largo a de la cadena agropecuaria, con tecnologías adecuadas para una producción sustentable en sus tierras. La tecnología actual producida y dominada por las grandes está adaptada al saqueo de las riquezas del suelo y su apropiación capitalista en gran escala, sin considerar las necesidades de las poblaciones rurales (y urbanas) y los sujetos de la producción (productores y trabajadores)
Tercero, es necesaria una política de desarrollo de una nueva forma de urbanidad en el territorio rural. Esta política debe fortalecer la creación de las condiciones para la vida digna en el espacio rural, promoviendo la desconcentración de las áreas densamente pobladas del país.
Una política orientada en este sentido –que ataque el corazón del eje extractivista del proyecto neodesarrollista– permitirá un desarrollo urbano-rural más equilibrado que garantice si multáneamente la sustentabilidad ambiental y económica de la vida rural junto a la soberanía alimentaria para el conjunto del pueblo trabajador argentino.
* Investigador Conicet, Docente UNLP.
** Becario Conicet, docente UNLP.
Miembros del Equipo de economía Política y Equipo de Estudios Rurales del Centro de Estudios para el Cambio Social.
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