Publicación de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina / Nro. 0 / Editorial: El comienzo de un camino compartido
Hace menos de un año algunas decenas de organizaciones nos encontrábamos en Lanús, Provincia de Buenos Aires, con la convicción compartida de que era necesario empezar a recorrer un camino de articulación que, partiendo de nuestras construcciones de base, tuviera como horizonte la puesta en pie de una alternativa política anticapitalista. Sabíamos que semejante tarea debía enfrentar, en la coyuntura, una política de "los de arriba", llevada adelante por el kirchnerismo, que combinaba la preservación de los negocios capitalistas, aún en sus formas de saqueo más agresivas, con la cooptación de organizaciones sociales y el intento de expropiación de ciertas banderas populares. Pero también sabíamos que este intento nos demandaría la extensión y profundización de un debate entre "los de abajo", para saldar cuentas con nuestros propios errores y debilidades, buscando criticar y superar concepciones y prácticas dogmáticas, verticalistas y sectarias, enraizadas en la izquierda tradicional argentina. En síntesis, grandes desafíos para un puñado de organizaciones con muchas incertidumbres y carencias pero con una fuerte vocación de unidad.
Hoy la COMPA (Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina), a punto de cumplir su primer año de vida, agrupa colectivos territoriales, culturales, estudiantiles, sindicales, educativos y agrupaciones políticas de Jujuy, La Rioja, Tucumán, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, San, Luis, San Juan, Mendoza, Formosa, Chaco, Río Negro, Neuquén, Buenos Aires y la Capital Federal. El crecimiento lento pero sostenido, tanto en la profundización de las experiencias de base y los acuerdos políticos alcanzados, como en la incorporación de nuevos/as compañeros y compañeras, nos llena de optimismo y nos marca un camino a seguir frente a la fragmentación endémica que sufre el campo popular. Esta pequeña publicación es un nuevo paso en la maduración de este proceso de unidad y un intento de acercar nuestra palabra a miles de compañeros y compañeras de nuestro pueblo que son los únicos protagonistas posibles de una nueva política surgida "desde abajo y a la izquierda". Aquí acercamos una serie de experiencias y reflexiones surgidas de las distintas áreas de trabajo de la COMPA, no para decirle a nadie qué hay que hacer o dónde está "la posta", sino para iniciar un diálogo que esperamos sea fructífero.
Cómo vemos la política argentina
En este tiempo hemos ido construyendo una cantidad de consensos y una mirada compartida sobre elementos fundamentales de la política nacional. De manera muy sintética quisiéramos expresar algunas de estas reflexiones.
El 2001 (y sus resonancias) es un denominador común, una marca de origen de parte importante de las experiencias militantes que confluyen en la COMPA, de tal forma que es imposible no empezar por ahí. La rebelión popular no fue un hecho aislado sino el pico más alto de un alza de las luchas populares que se prolongó hasta mediados de 2002, que fue capaz de voltear a un gobierno pero incapaz de plantear una alternativa propia a la crisis política. Esta crisis fue timoneada por el Partido Justicialista que provocó una devaluación y llevó a la presidencia a Néstor Kirchner, que pudo atemperar la movilización popular, intentó expropiar algunas de nuestras banderas, al mismo tiempo que impulsó políticas de fragmentación y/o cooptación de los sectores populares. Siete años después de su asunción está claro que el kirchnerismo no se conforma con su lugar de "bombero", sino que busca perrpetuarse en el poder y para ello no duda en enfrentarse con sus aliados de ayer nomás. Para construir poder propio los K apelan a gestos contradictorios, impulsando por un lado medidas de indudable impacto popular como la Ley de Medios o la asignación universal por hijo, al mismo tiempo que realizan concesiones a los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, garantiza los negocios de las transnacionales mineras y refuerzan las relaciones con el Departamento de Estado norteamericano, para mencionar solo algunos ejemplos. Esto ha generado cierta polarización frente a sectores del gran capital y la oposición política de derecha que le exigen a los K que, luego de los servicios prestados, den un paso al costado para ser reemplazados por un conducción estatal más previsible y despojada de toda gesticulación populista.
Es en el marco de esta polarización que se nos plantea el desafío (y la oportunidad) de construir una opción verdaderamente popular que enfrente a las distintas variantes políticas del sistema. La fuerza para construir esta alternativa está en gestación: miles de militantes populares en todo el país siguen sosteniendo las banderas de un cambio social radical; muchísimas organizaciones han generado espacios que son laboratorios de gestación de resistencias y alternativas; las organizaciones autónomas territoriales, las empresas recuperadas, los campesinos en lucha; los obreros que se organizan en sindicatos democráticos y pelean por sus reivindicaciones; y la lista es interminable. Estas experiencias, que el kirchnerismo se ha esmerado en reprimir, cooptar o debilitar son el material de una, todavía más potencial que presente, alternativa de liberación.
Sin embargo, es necesario que la voluntad y la convicción anticapitalista sean acompañadas por una reflexión sobre las condiciones concretas en que tenemos que desenvolver la lucha contrahegemónica. Es evidente que el kirchnerismo ha logrado edificar un escenario político complejo, en el que pretende arrebatarnos símbolos y banderas, y al que debemos responder con inteligencia para no terminar marchando con la Sociedad Rural ni cantando a coro con Lilita Carrió. ¿Cómo hacerlo? Nadie tiene la fórmula y seguramente seguirá siendo un debate en los años por venir, lo que está claro es que la coyuntura no sólo nos plantea peligros, sino también la oportunidad de construir una nueva izquierda, anclada en las esperanzas de una parte importante de nuestro pueblo que no quiere "volver a los 90", sino retomar la perspectiva de cambio que supimos parir desde abajo en aquel diciembre de 2001.
Qué queremos construir
Sobre esta base, sobre la acumulación de experiencias de los movimientos y de nuestro pueblo todo, entendemos que la actual etapa nos plantea el desafío de proyectar nuestras construcciones sociales hacia una plataforma política. Se trata de buscar los caminos para la confluencia de las diversas experiencias de base que hemos venido construyendo alejadas de los modelos de la izquierda partidaria tradicional. En una etapa que seguimos entendiendo como de acumulación, pensamos sin embargo que esa acumulación debe dar un salto hacia la articulación y la herramienta política.
La COMPA expresa el intento de asumir este desafío por parte de una porción de ese entramado heterogéneo de organizaciones de la izquierda independiente o autónoma. En su seno encontramos una rica acumulación de experiencias, de creaciones sociales, que son un punto de partida ineludible de las luchas que vendrán. El rechazo de un programa acabado o una ideología blindada en sí misma es uno de los denominadores comunes de este espacio. Sin embargo, de sus reflexiones y su práctica político-social se extraen ya una serie de ideas-fuerza que son retomadas por una cantidad de colectivos de diversas características.
Nuestro mejor aporte a ese espacio de resistencia seguramente será no renunciar a lo que mejor hacemos que es construir poder popular desde las bases, intentando articular políticamente nuestras luchas y nuestras demandas. Partiendo de esto intentamos desarrollar distintos ejes de intervención:
-La lucha contra el hambre y la precarización de la vida, que afecta el empleo, la salud, la educación y la vivienda. Por un proyecto de país asentado en políticas que garanticen el buen vivir de todos sus habitantes, con hambre cero, sin despidos ni trabajo precario, con soberanía alimentaria y acceso a la tierra para los que la trabajan, a partir de una Reforma Agraria integral para los/as campesinos/as, poblaciones indígenas y pequeños/as agricultores/as.
-La defensa de la educación pública. La lucha por una educación pública y popular impulsada por los movimientos sociales y organizaciones populares para construir una educación crítica y emancipatoria.
-La lucha contra los despidos, la subocupación, la desocupación y la precarización laboral. Por salarios y condiciones de trabajo dignas.
-La lucha contra el modelo de saqueo y la contaminación y por un proyecto de país soberano y solidario, asentado en el control estatal y popular de las empresas y recursos estratégicos a partir de la gestión y autodeterminación de los bienes comunes por parte de las poblaciones que habitan esos territorios en pos del bien común del conjunto de la sociedad y no para intereses corporativos y/o empresarios.
-La defensa de la soberanía popular, alentando mecanismos de democracia directa y participativa como única forma de garantizar la defensa de los intereses y los deseos del pueblo, combatiendo los privilegios y la impunidad de los poderosos.
-La lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de Géneros, cuestionando los estereotipos y mandatos patriarcales e impulsando iniciativas que denuncien claramente la violencia sufrida en todas sus formas, así como el secuestro y la desaparición para el negocio de las redes de prostitución y trata. Por educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.
-La lucha de los pueblos originarios en defensa de sus territorios y culturas.
-La lucha contra el imperialismo y toda forma de opresión o fragmentación de nuestros pueblos latinoamericanos. Promoviendo con la unidad de los pueblos más allá de las fronteras de los Estados, la Patria grande Latinoamericana que se forja en las gestas de Túpac Amaru, Túpac Katari, Bartolina Sisa, San Martín, Artigas, Bolívar, Sandino y el Che Guevara, entre otros.
Estas luchas son parte integrante de un combate global contra el capitalismo y por un nueva sociedad. El cambio social que buscamos es un proyecto de largo plazo para cambiar de raíz la realidad actual, pero también un cambio que empezamos a vivenciar ahora, desde nuestras relaciones cotidianas. Este cambio social, este socialismo de los pueblos, es opción ante la injusticia de todas las formas de explotación, pero también elección por la vida, ante la incapacidad demostrada por el capitalismo de garantizar la supervivencia del planeta.
En esta lucha se compromete la COMPA, y lo hace sobre un terreno político que, aunque complejo, no deja de ser extraordinariamente más fértil para el pensamiento emancipatorio que el conocido por la militancia de los 90. La situación particular de nuestro continente, epicentro de las resistencias a la lógica depredadora del capitalismo y de la construcción de nuevas alternativas, es un punto de referencia ineludible. La COMPA (Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina) intenta ser un aporte para la construcción de una herramienta política anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal, pero el espectro de la izquierda independiente autónoma excede en mucho a las organizaciones que la integramos. Son miles los compañeros y compañeras que participan de organizaciones sindicales, estudiantiles, territoriales, colectivo culturales, de géneros, comunidades originarias organizaciones campesinas, espacios intelectuales, que están renovando el pensamiento y la práctica contrahegemónica en nuestro país. Es ésta la base para el fortalecimiento de nuevos proyectos emancipatorios, de matriz socialista, carácter popular y ambición de alternativa política. Con ellos/as pretendemos dialogar y forjar unidad y organización. A ellos/as va dirigida también nuestra convocatoria.
El 27 y 28 de noviembre se realizará el Encuentro Nacional de la COMPA en la Ciudad de Buenos Aires. Una nueva oportunidad para juntarnos a debatir, reflexionar y seguir sumando voluntades en este camino de unidad. Las dificultades a sortear son evidentes y el terreno a recorrer es mucho, sin embargo hay razones para la utopía. Miles de militantes, una historia de lucha por recoger, cumpas que día a día luchan por cambiar esta sociedad, toda la vitalidad de nuestras construcciones de base, son la savia vital de este sueño compartido.
Luchamos por cambiar la historia. El triunfo no está escrito, ni es inevitable, pero somos cada vez más los que estamos trabajando para conquistarlo.
Hasta la victoria siempre.
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